lunes, 7 de noviembre de 2016

El hotel encantado de la NBA

Chesapeake Energy Arena
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El pasado domingo, Los Angeles Lakers viajaron a Oklahoma City para disputar ante El Thunder su tercer partido de la temporada. La franquicia angelina cayó derrotada en un partido en el que Russell Westbrook cuajó una actuación sobresaliente, pero lo más destacado de la expedición no se vivió en la cancha. Los Lakers se alojaron en el Skirvin Hilton Hotel, donde varios equipos de la NBA han vivido ya sucesos paranormales, aunque nada comparado con lo que relata Metta World Peace.

“Había fantasmas sobre mí. Me tocaron por todo el cuerpo y uno de ellos me hizo tocamientos inapropiados”, comentó el veterano jugador. Dos de sus compañeros, Lou Williams y Larry Nance Jr., pagaron de su bolsillo sus propias habitaciones en un hotel diferente porque no querían pasar la noche en un lugar supuestamente encantado. “Si dicen que está encantado, ya es suficiente para mí. No voy a tirar los dados”, dijo Williams. Metta World Peace, en cambio, se quedó allí porque estaba viendo “una buena película” -Money Monster- y estaba cansado: “No quería moverme”. El rookie Ivica Zubac veía absurdo todo esto, pero cuando llegó a su habitación el sábado por la mañana sintió un escalofrío que hizo que finalmente se alojara también en otro hotel.

Cuenta la leyenda que el propietario original del hotel, W. B. Skirvin, tuvo un affaire con una sirvienta llamada Effie, a la que dejó embarazada. Para evitar un escándalo, Skirvin la dejó encerrada en una habitación de la décima planta. Effie entró en depresión y ni siquiera el nacimiento del niño fue razón suficiente para que Skirvin la dejara salir de allí. Finalmente, la sirvienta se tiró por una ventana junto a su hijo. Desde entonces, algunos huéspedes aseguran haber visto la figura de una mujer desnuda mientras se duchaban e incluso uno llegó a afirmar que había sido agredido sexualmente por una “entidad invisible”. Según dos reporteros del diario ‘Oklahoman’, Skirvin era “un notorio mujeriego y bebedor”, pero no hay evidencias de la existencia de Effie. No obstante, varios NBA aseguran haber sufrido esta ‘maldición’ en sus carnes.
Kyrie Irving, la penúltima ‘víctima’
En un partido en Oklahoma City de la pasada regular season, Kyrie Irving solo duró nueve minutos en la pista. El base de Cleveland Cavaliers tuvo que abandonar el parqué aquejado de unos síntomas similares a la gripe, pero el tenia claro cual había sido la causa de su baja de su baja: “La culpa ha sido de ese extraño hotel. Solo pude dormir tres horas. Me levanté a las tres de la mañana porque me picaba todo el cuerpo y me encontré cinco chinches gigantes”. Sin embargo, la ‘ESPN’ informó días después de que un huésped había infectado la habitación de Irving con esas chinches, alejando así cualquier especulación posible.
La historia tuvo una gran repercusión cuando Oklahoma City Thunder y Miami Heatdisputaron las Finales 2012 y los de Florida se alojaron en el Skirvin Hilton Hotel, aunque en la plantilla dirigida por Erik Spoelstra no había demasiada preocupación al respecto. “Va a hacer falta algo más que un fantasma para que me despierte en mitad de la noche”, decía Shane Battier. Udonis Haslem, por su parte, hablaba de ello con cierta cautela: “Yo respeto el espacio de todo el mundo. Si resulta que estoy en la habitación del fantasma y viene y me reclama su espacio, lo tendrá. Hay otras muchas habitaciones”.
Los Knicks lo sufrieron en 2010
Eddy Curry, uno de los miembros de esos Miami Heat que se impusieron 4-1 ante OKC en 2012, ya había estado en ese hotel en 2010 durante su etapa en New York Knicks, y él no se lo tomaba a broma. De hecho, asegura que solo pudo dormir dos horas aquella noche porque no podía dejar de darle vueltas a todas las historias que había escuchado: “Dicen que todo pasó en la décima planta y yo soy el único que está en este piso, por eso paso la mayor parte del tiempo en la habitación de Nate Robinson. Creo firmemente que hay fantasmas en este hotel”.
Algunos de sus compañeros aquella temporada también dieron fe de que algo pasaba en el Skirvin Hilton Hotel y, de hecho, los Knicks decidieron no volver a alojarse allí. “Sobre las 00:15, la puerta de mi baño se cerró de golpe. No sé lo que fue, simplemente se cerró”, dijo Taj Gibson. Derrick Rose no quería correr ningún riesgo, así que decidió compartir habitación con James Johnson, experto en artes marciales, por lo que pudiera pasar. “Si todo el mundo en la ciudad lo dice, entonces tiene que ser verdad, yo me lo creo. Fue una noche escalofriante”, contó el base, que aseguraba que él y Johnson habían escuchado sonidos extraños en el pasillo. Un año después de aquello, Wesley Johnson, entonces jugador de Denver Nuggets, aseguró que se levantó en mitad de la noche y se encontró con la bañera llena de agua y la puerta del baño cerrada.
Por si las declaraciones de los jugadores no fueran suficientes, Bill Simmons, periodista que en 2010 viajó a Oklahoma City para vivir en directo un partido de Kevin Durant, aporta su vivencia personal. El reportero cuenta que, de broma, le pidió a la recepcionista que le alojara en una de las habitaciones encantadas y que llegó tan cansado que a los diez minutos cayó profundamente dormido. Sin embargo, algo le perturbó sobre las 04:30: “Me desperté con el corazón latiendo. Escuché un bebé llorar y pensé que esa era la razón por la que me había levantado. Pensé que sería uno de mis hijos, pero luego me di cuenta de que mis hijos ya no eran bebés y de que estaba en Oklahoma City y no en Los Angeles. De repente, tuve la sensación de que no estaba solo en la habitación. Decidí encender la luz. Al estirarme hacia la derecha para dar el interruptor, de la nada, oí a mi izquierda el llanto de un bebé. Busqué el interruptor y no lo encontraba, hasta que al final pude dar la luz y el sonido del bebé paró. Salté de la cama y encendí todas las luces de la habitación, encendí la televisión y subí el volumen. Mantuve las luces y la televisión encendidas y así pasé las siguientes tres horas y media, medio dormido medio despierto y totalmente asustado. Vine a Oklahoma City por Durant y Westbrook y me fui contando historias sobre el bebé de Effie. Solo sé que la próxima vez que alguien me cuente una historia de fantasmas, les creeré”.
Hay quien dice que lo importante es que hablen de ti, aunque sea mal. Sin embargo, la “publicidad” que la NBA ha hecho del Skirvin Hilton Hotel en los últimos años invita, al menos, a pensarse seriamente si este es el alojamiento ideal para pasar unos días en Oklahoma City.

Autor: Alonso Gallego

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