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El pasado domingo, Los Angeles Lakers viajaron a
Oklahoma City para disputar ante El Thunder su tercer partido de la
temporada. La franquicia angelina cayó derrotada en un partido en el que Russell
Westbrook cuajó una actuación sobresaliente, pero lo más destacado de la
expedición no se vivió en la cancha. Los Lakers se alojaron en el Skirvin
Hilton Hotel, donde varios equipos de la NBA han vivido ya sucesos
paranormales, aunque nada comparado con lo que relata Metta World Peace.
“Había fantasmas sobre mí. Me tocaron por todo el cuerpo y
uno de ellos me hizo tocamientos inapropiados”, comentó el veterano jugador.
Dos de sus compañeros, Lou Williams y Larry Nance Jr., pagaron de su
bolsillo sus propias habitaciones en un hotel diferente porque no querían pasar
la noche en un lugar supuestamente encantado. “Si dicen que está
encantado, ya es suficiente para mí. No voy a tirar los dados”, dijo Williams.
Metta World Peace, en cambio, se quedó allí porque estaba viendo “una
buena película” -Money Monster- y estaba cansado: “No quería moverme”.
El rookie Ivica Zubac veía absurdo todo esto, pero cuando llegó a su
habitación el sábado por la mañana sintió un escalofrío que hizo que finalmente
se alojara también en otro hotel.
Cuenta la leyenda que el propietario original del hotel, W.
B. Skirvin, tuvo un affaire con una sirvienta llamada Effie, a la que dejó
embarazada. Para evitar un escándalo, Skirvin la dejó encerrada en una
habitación de la décima planta. Effie entró en depresión y ni siquiera el
nacimiento del niño fue razón suficiente para que Skirvin la dejara salir de
allí. Finalmente, la sirvienta se tiró por una ventana junto a su hijo. Desde
entonces, algunos huéspedes aseguran haber visto la figura de una mujer desnuda
mientras se duchaban e incluso uno llegó a afirmar que había sido agredido
sexualmente por una “entidad invisible”. Según dos reporteros del diario
‘Oklahoman’, Skirvin era “un notorio mujeriego y bebedor”, pero no hay
evidencias de la existencia de Effie. No obstante, varios NBA aseguran haber
sufrido esta ‘maldición’ en sus carnes.
Kyrie Irving, la penúltima ‘víctima’
En un partido en Oklahoma City de la pasada regular season, Kyrie
Irving solo duró nueve minutos en la pista. El base de Cleveland
Cavaliers tuvo que abandonar el parqué aquejado de unos síntomas similares
a la gripe, pero el tenia claro cual había sido la causa de su baja de
su baja: “La culpa ha sido de ese extraño hotel. Solo pude dormir tres
horas. Me levanté a las tres de la mañana porque me picaba todo el cuerpo y me
encontré cinco chinches gigantes”. Sin embargo, la ‘ESPN’ informó días después
de que un huésped había infectado la habitación de Irving con esas chinches,
alejando así cualquier especulación posible.
La historia tuvo una gran repercusión cuando Oklahoma City
Thunder y Miami Heatdisputaron las Finales 2012 y los de Florida se
alojaron en el Skirvin Hilton Hotel, aunque en la plantilla dirigida por Erik
Spoelstra no había demasiada preocupación al respecto. “Va a hacer falta
algo más que un fantasma para que me despierte en mitad de la noche”, decía Shane
Battier. Udonis Haslem, por su parte, hablaba de ello con cierta cautela: “Yo
respeto el espacio de todo el mundo. Si resulta que estoy en la habitación del
fantasma y viene y me reclama su espacio, lo tendrá. Hay otras muchas
habitaciones”.
Los Knicks lo sufrieron en 2010
Eddy Curry, uno de los miembros de esos Miami Heat que se
impusieron 4-1 ante OKC en 2012, ya había estado en ese hotel en 2010 durante
su etapa en New York Knicks, y él no se lo tomaba a broma. De hecho,
asegura que solo pudo dormir dos horas aquella noche porque no podía dejar de
darle vueltas a todas las historias que había escuchado: “Dicen que todo
pasó en la décima planta y yo soy el único que está en este piso, por eso paso
la mayor parte del tiempo en la habitación de Nate Robinson. Creo firmemente
que hay fantasmas en este hotel”.
Algunos de sus compañeros aquella temporada también dieron
fe de que algo pasaba en el Skirvin Hilton Hotel y, de hecho, los Knicks
decidieron no volver a alojarse allí. “Sobre las 00:15, la puerta de mi
baño se cerró de golpe. No sé lo que fue, simplemente se cerró”, dijo Taj
Gibson. Derrick Rose no quería correr ningún riesgo, así que decidió
compartir habitación con James Johnson, experto en artes marciales, por lo
que pudiera pasar. “Si todo el mundo en la ciudad lo dice, entonces tiene
que ser verdad, yo me lo creo. Fue una noche escalofriante”, contó el base, que
aseguraba que él y Johnson habían escuchado sonidos extraños en el pasillo. Un
año después de aquello, Wesley Johnson, entonces jugador de Denver
Nuggets, aseguró que se levantó en mitad de la noche y se encontró con la
bañera llena de agua y la puerta del baño cerrada.
Por si las declaraciones de los jugadores no fueran
suficientes, Bill Simmons, periodista que en 2010 viajó a Oklahoma City
para vivir en directo un partido de Kevin Durant, aporta su vivencia
personal. El reportero cuenta que, de broma, le pidió a la recepcionista que le
alojara en una de las habitaciones encantadas y que llegó tan cansado que a los
diez minutos cayó profundamente dormido. Sin embargo, algo le perturbó sobre
las 04:30: “Me desperté con el corazón latiendo. Escuché un bebé llorar y
pensé que esa era la razón por la que me había levantado. Pensé que sería uno
de mis hijos, pero luego me di cuenta de que mis hijos ya no eran bebés y de
que estaba en Oklahoma City y no en Los Angeles. De repente, tuve la sensación
de que no estaba solo en la habitación. Decidí encender la luz. Al estirarme
hacia la derecha para dar el interruptor, de la nada, oí a mi izquierda el
llanto de un bebé. Busqué el interruptor y no lo encontraba, hasta que al final
pude dar la luz y el sonido del bebé paró. Salté de la cama y encendí todas las
luces de la habitación, encendí la televisión y subí el volumen. Mantuve las
luces y la televisión encendidas y así pasé las siguientes tres horas y media,
medio dormido medio despierto y totalmente asustado. Vine a Oklahoma City por
Durant y Westbrook y me fui contando historias sobre el bebé de Effie. Solo sé
que la próxima vez que alguien me cuente una historia de fantasmas, les creeré”.
Hay quien dice que lo importante es que hablen de ti, aunque
sea mal. Sin embargo, la “publicidad” que la NBA ha hecho del Skirvin Hilton
Hotel en los últimos años invita, al menos, a pensarse seriamente si este es el
alojamiento ideal para pasar unos días en Oklahoma City.
Autor: Alonso Gallego
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